Con el surgimiento de internet y la Web 1.0 (1990-2004), que permitía la consulta y búsqueda de información, siguió la llegada de la Web 2.0 (2004 a la actualidad) en la que también era posible subir información, crear comunidades y en la que internet se volvió mucho más interactivo. Sin embargo, esto provocó que ese mismo contenido y las primeras redes sociales quedaran ancladas a las plataformas en las que se desarrollaban. La Web 3.0 (o Web3) busca romper ese esquema y se enfoca en la red como propiedad de las y los desarrolladores y los usuarios finales, facilitando el uso de criptoactivos.
La descentralización se destaca entre las principales características de la Web3, porque busca devolver a cada persona el control de su información y la posibilidad de trasladar ese contenido a cualquier plataforma al tener la propiedad de sus conexiones y datos (que podrían incluir información privada y confidencial). El objetivo de estas modificaciones es evitar casos el de Cambridge Analytica en la década de 2010, en el que se vendieron los datos de hasta 87 millones de personas con fines propagandísticos.
La Web3 brinda nuevas posibilidades gracias a la descentralización, entre las que destacan:
- Mayor privacidad: Brinda la posibilidad de bloquear cookies o eliminar la huella digital, así como tener menos rastreadores. Además, facilita el ingreso a redes sociales en distintas cuentas a través de una identidad y clave únicas gestionadas a través de una wallet, como la recientemente lanzada por Bitso. Sin embargo, quienes no quieran bloquear su identidad, podrán monetizarla y percibir dinero por su historial de navegación, incluso hasta por ver publicidad.
- Democratización y accesibilidad: El mundo cripto ha impulsado una nueva inclusión en la que cualquier persona puede acceder a servicios financieros digitales de forma sencilla y a bajo costo, ya que sólo se requiere el acceso a internet. La Web3 impulsa estas posibilidades que ya están siendo utilizadas en diversos países como alternativa a los sistemas económicos locales, apalancados en el uso de monedas estables para proteger el patrimonio de las personas contra la inflación y la devaluación.
- Proliferación de las DeFi: Las finanzas descentralizadas (DeFi) han permitido la construcción de un nuevo sistema financiero en el que es posible invertir y generar rendimientos sobre una gran cantidad de criptoactivos, pedir préstamos, envíos de dinero, pagos transfronterizos y realizar todo tipo de transacciones regidas por contratos inteligentes en el que las operaciones no son aprobadas por una institución bancaria, sino por programas informáticos que detectan cuando las condiciones establecidas se cumplen, lo que permite mayor rapidez para realizar transacciones y la reducción de barreras geográficas, de capital, de historial crediticio, etc.
- Uso de las dApps: Las aplicaciones descentralizadas (dApps) son parte fundamental del ecosistema de la Web3, y permiten realizar transacciones directamente entre usuarios gracias a contratos inteligentes. Un ejemplo es Aave, que cuenta con una capitalización de mercado de 1,305 millones de dólares y permite pedir criptodivisas en préstamo, invertirlas para prestarlas y cobrar rendimientos o hacer pagos de forma automática. Lido, MakerDAO y Yearn Finance son otros ejemplos de dApps que reemplazan de manera más eficiente y económica algunos servicios hasta ahora solo ofrecidos por bancos.
- Integración en el metaverso: El camino hacia el metaverso traerá experiencias más inmersivas. Un ejemplo de lo que propone esta nueva era es la posibilidad de que las y los internautas puedan comprar artículos digitales o avatares que no solamente se usarán en una plataforma o juego determinado, sino que se podrán extender a cualquier lugar de este universo digital. Conforme las interacciones sociales migren a entornos digitales como videojuegos, galerías de arte o mundos virtuales interactivos, la demanda de propiedad de activos digitales aumentará significativamente.
- Billeteras en la Web3: Esta nueva etapa de la internet requiere instrumentos como las wallets que permiten almacenar criptodivisas, tokens y NFTs de manera auto-custodiada, pero que también funcionan como una identificación digital y permiten almacenar las llaves/claves requeridas. Además, la posibilidad de ganar activos navegando en la Web3 requiere de una billetera digital que ayude enviar y recibir fondos, lo que las convierte en una pieza clave.
La Web3 busca una experiencia en internet mucho más integrada en la que cada persona tenga la posibilidad de ser verdaderamente dueña de sus datos y activos digitales, permitiendo incluso tokenizar su propia identidad. Al complementar este mundo con el desarrollo de la Inteligencia Artificial (IA) también facilitará la navegación, pues se adaptará a cada persona de forma más sencilla para ofrecer funciones específicas gracias al aprendizaje automático.
“La descentralización devuelve a las personas el control de la custodia de sus activos, de su información y la posibilidad de relacionarse entre sí y sin entidades intermediarias, lo que está abriendo la posibilidad a nuevas formas de conexión y nuevos productos digitales. Por ello, y en el marco de los 10 años de Bitso, el 13 de mayo habilitamos la Bitso Web3 Wallet al 100% de nuestros usuarios”, comentó José Luis Birlaín, Product Lead de Bitso.