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La ex primera dama de Haití dice a CNN que su esposo asesinado «murió con la esperanza de que llegara su equipo de seguridad»

Imagen: CNN – 2021

En su primera entrevista televisiva desde el asesinato del presidente Jovenel Moïse, la ex primera dama de Haití, Martine Moïse, habló con Matt Rivers de CNN sobre el horror ocurrido, su creencia de que la dieron por muerta y por qué cree que sus guardias de seguridad no se encontraban presentes durante el ataque. 

Como la única testigo ocular del asesinato de su marido, Moïse describió a CNN detalles escalofriantes del ataque del 7 de julio en la habitación presidencial.

Supo por primera vez que algo andaba mal cuando ella y su esposo escucharon disparos afuera de la residencia alrededor de la 1 A.M. Cuando se dieron cuenta de que los hombres armados habían entrado, trataron de esconderse en el piso detrás de su cama, dijo. 

Incluso entonces, Moïse no creía lo que estaba a punto de suceder. “En ese momento, ni siquiera pensé que iban a poder entrar a la habitación donde estábamos, porque teníamos unos 30 o 50 guardias de seguridad (en la casa)”, dijo. 

Sin embargo, lo hicieron en medio de una falla de seguridad masiva que las autoridades de Haití todavía no han explicado. Al menos dos altos jefes de seguridad se encuentran en prisión actualmente, incluido el jefe de seguridad presidencial Dimitri Herard y el coordinador de seguridad del palacio Jean Laguel Civil. 

Desde donde estaba tirada en el suelo, con el brazo herido y sangrando en varios lugares, Moïse solo podía ver los zapatos de los intrusos. Estima que alrededor de una docena de hombres entraron a la habitación, hablando español y buscando algo específico. 

“Vinieron a la habitación a buscar algo, porque los escuché decir, ‘No es eso, no es eso…esto es’. Lo que significa que encontraron lo que estaban buscando”.

Entonces, se fijaron en el presidente que permanecía en el piso y realizaron una llamada telefónica fatal, recordó con una calma devastadora. 

“Estaba vivo en ese momento. Dijeron que era alto, delgado y negro, y tal vez la persona al otro lado del teléfono le confirmó al atacante que se trataba de él. Luego le dispararon en el suelo”, contó. 

Los atacantes nunca se dirigieron al presidente directamente y el señor Moïse no les dijo nada en los momentos previos a su ejecución, según su esposa. 

“Una vez que le dispararon al presidente, pensé: ‘Se acabó para los dos’. Y cerré los ojos, sabes, no pensé en nada más. Pensé: ‘Se acabó. Este es nuestro último día’», dijo. 

Pero los atacantes se fueron sin derramar más sangre. Moïse cree que pensaron que ella estaba muerta. 

La primera dama, que habló en voz baja y con precisión en criollo haitiano, francés e inglés por etapas, le dijo a CNN que los guardias de seguridad encargados de proteger a la primera familia de Haití nunca llegaron, incluso después del ataque. 

“Los guardias no se irían sin una orden. Tal vez recibieron una orden de irse, esto es lo que creo (que sucedió)”, comentó Moïse. «He estado pensando mucho en cómo pudo haber sucedido algo así”. 

“Habrían sido 50 contra 28, teníamos más seguridad que ellos. Creo que el presidente murió con la esperanza de que llegara su equipo de seguridad”, dijo. 

Las autoridades de Haití habían dicho anteriormente que ni un solo guardia resultó herido cuando los atacantes atravesaron el portón principal, cruzaron el recinto, traspasaron la puerta principal y buscaron el dormitorio del presidente. 

Lo que los guardias de seguridad presidenciales saben, vieron o hicieron son preguntas centrales en la investigación en curso. 

Los verdaderos autores intelectuales todavía están en libertad, dice Moïse. “Las personas que arrestaron son las que apretaron el gatillo. No apretarían el gatillo sin una orden. Así que los personajes principales que necesitamos son las personas que pagaron por eso. Y las personas que dieron la orden”. 

Moïse no está segura de que las autoridades locales por sí solas sean capaces de descubrir la verdad. Lo que el pueblo de Haití necesita, dice, es una investigación completamente independiente dirigida por la ONU, y potencialmente que el caso algún día llegue a la Corte Penal Internacional en La Haya. 

Moïse elude las preguntas sobre sus propias ambiciones presidenciales con la gracia de una política veterana, pero no rehúye los temas políticamente cargados. Sostiene, por ejemplo, que el gobierno interino debe apresurarse a realizar nuevas elecciones, así como el referendo constitucional que defendió su esposo y que otorga mayores poderes a la presidencia. 

«Creo que, con las elecciones que se avecinan, con la constitución que también está cambiando, tendremos un país mejor», dijo Moïse. «No en cinco años, probablemente no en diez. Pero tenemos esperanza», agregó.  

Para el futuro inmediato, insiste en que se enfocará en sus hijos, en su recuperación y en asegurar que la comunidad internacional que ha intervenido tan a menudo en los temas de Haití ahora le garantice al país caribeño una investigación del asesinato independiente y de primera categoría. 

Aunque esté empequeñecida por su nuevo séquito de fornidos agentes de seguridad privada estadounidenses y deba enfrentar una serie abrumadora de procedimientos médicos para recuperar el uso de su brazo afectado, está lista para luchar. 

“Eso es lo que te da la esperanza: luchar,” dijo con suavidad. «Preguntaré y preguntaré y preguntaré hasta que lo consiga”, agregó. 

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